Soja: preocupa en la industria que pierde brillo la estrella de la economía argentina

En 10 años la producción cayó. Si hubiese aumentado como lo hizo en el resto del mundo se generado divisas a las que se les debe al FMI.

En los últimos diez años la producción de soja en la Argentina cayó 9% pasando de 50 a 44 millones de toneladas. Una baja que preocupa a la industria aceitera, cuyo principal polo fabril está en el Gran Rosario, ya que con menos materia prima es mayor la capacidad ociosa de las plantas. Y con menor procesamiento de la oleaginosa la que pierde es toda la economía argentina: menos empleo, menos valor agregado y menos exportaciones industriales y menos ingresos al país de las tan buscadas divisas.

Y el problema es que la que está perdiendo el brillo es la principal estrella de la economía argentina: la soja y sus derivados. Y para el complejo oleaginoso la fuerte presión fiscal es la responsable de esta caída. Para tener una magnitud del impacto de la crisis, si Argentina hubiese seguido el ritmo mundial de crecimiento de producción de soja, hoy estaría produciendo más de 70 millones de toneladas anuales y hubiese generado divisas adicionales en similar cuantía a la deuda externa con el FMI.

Desde la cadena de la soja (Acosja) se promueve un plan para llegar a 70 millones de toneladas de soja en pocos años. Y para eso propone: bajar la carga tributaria para producir más y generar más divisas e ingresos fiscales, sin intervenciones estatales en la exportación (menos retenciones más exportaciones), regulaciones que permitan la captura de valor de la innovación de nuevas sojas con mejor genética y biotecnología (como tienen Brasil, Paraguay y Uruguay), y un plan de infraestructura exportadora (trenes y accesos a puertos incluyendo una pronta licitación para profundizar la Hidrovia).

Escenario internacional

Argentina es el principal abastecedor mundial de la harina y en el mundo sigue aumentando sus demandas de proteínas vegetales, sobre todo aquellas que tienen alto rendimiento y bajo precio, como es el caso de la soja y la harina de soja.

Pero mientras que en Argentina cayó 10% la producción, en el mismo período fue Brasil el país que mayor incremento tuvo en su producción, un aumento de 69 millones de toneladas, el 91%, pasando de 75 a 144 millones. En tanto, la producción de soja en EE.UU. tuvo un aumento de3 31% llegando a 119 millones.

Por otro lado, el estancamiento de la producción de soja argentina en la última década fue acompañada por un estancamiento en el volumen de soja procesada en el país, es decir menor empleo, valor agregado y menos divisas. En 2010, la Argentina procesaba 36 millones de toneladas, mientras que una década después, para el 2022, se proyecta un volumen prácticamente igual. En el mismo período, Estados Unidos aumentó su molienda en 14 millones de toneladas, el 32%, de 45 a 59 millones de toneladas. Brasil aumentaba su molienda en 10 millones de toneladas, el 28%, de 37 a 48 millones de toneladas.

En detalle, la Argentina tuvo un muy leve aumento de su producción de harina de soja, sustentado por la importación temporaria de soja proveniente de Paraguay, lo que permitió que se mantenga el empleo nacional, las exportaciones de la industria de la soja y el ingreso de divisas. Adicionalmente, en los últimos 10 años aumento la molienda en alrededor de 17 millones de toneladas en los países compradores, es decir, la industria se está desplazando desde los países productores a los compradores, y eso significara menos divisas para Argentina y caída del empleo.

Más presión de los biocombustibles

Y mientras Argentina se estanca por sus propios problemas internos, la economía global avanza y saca distancia. Ocurre que en los Estados Unidos arrancó la llamada “industria de biocombustibles de segunda generación”, que ira reemplazando paulatinamente a los combustibles fósiles.

Se trata del HVO, un biodiesel hidrogenado de aceite de soja carbono neutro, que tiene condiciones de calidad y precio muy competitivas y está generando miles de millones de dólares de inversión de la industria petrolera y de la industria aceitera en Estados Unidos.

Por cada tonelada de aceite de soja adicional que Estados Unidos produzca para destinar al HVO producirá 4 toneladas de harina de soja que exportará al mundo. La mayor producción americana impactará negativamente sobre el primer producto de exportación nacional, desplazará a la Argentina de mercados internacionales y hará caer el precio de la harina de soja argentina.


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